La posición de la ONU contra el blanqueo ecológico es clara. Tanto es así que ha marcado las líneas rojas contra ese blanqueo en los compromisos de emisiones cero de las empresas, ciudades, regiones e instituciones financieras. El informe presentado durante la COP27 determina que una entidad no debería poder declararse como ‘cero neto’ si sigue construyendo o invirtiendo en combustibles fósiles. De igual manera, tampoco podría hacerlo si está contribuyendo a la deforestación o actividades destructivas para el medio ambiente.
«Se trata de reducir las emisiones reales sin trampa», ha advertido Catherine McKenna, presidenta del grupo de expertos que pretende evitar las prácticas de ‘greenwashing’, falseamiento y manipulación de la contabilidad climática para poder declarar la ‘neutralidad de carbono‘. Además, ha agregado que «el planeta no puede permitirse más retrasos, excusas o blanqueo ecológico». «Hemos trazado una hoja de ruta que va a dotar de la confianza necesariay permitir que los compromisos de emisiones netas cero sean ambiciosos, transparentes y creíbles».
Bill Hare, miembro del equipo de expertos y científicos que ha elaborado la hoja de ruta, ha declarado que «si las compañías de combustibles fósiles piensan que pueden aumentar su producción y mantener al mismo tiempo su compromiso de cero emisiones netas, se están equivocando».
Las líneas rojas de la ONU contra el blanqueo ecológico
Siguiendo con las líneas rojas de la ONU contra el blanqueo ecológico, para las entidades no estatales, se encuentra la presión directa o indirecta sobre los gobiernos para desvirtuar o debilitar sus políticas climáticas. Así, la «ONU insta a poner coto al ‘lobbying’ y a la financiación de ‘think tanks’ y asociaciones que cuestionan el cambio climático«, como recoge El Mundo.
La hoja de ruta de la ONU requiere «el alineamiento de las inversiones de capital con los objetivos de cero emisiones«. El informe solicita a las entidades que se comprometan a reducir las «emisiones absolutas» en toda su cadena de valor y con plazos concretos para cumplir los objetivos.
Además, el grupo de expertos desaconseja «la compra de créditos de carbono baratos, que a menudo carecen de integridad» en vez de centrarse directamente en la reducción de las emisiones propias. De esta forma, los «créditos alta calidad» solo deberían usarse como último recurso para equilibrar y compensas las emisiones en el caso que no puedan cumplir los objetivos a corto y medio plazo.
La vicepresidenta tercera y ministra para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, Teresa Ribera, instó por su parte a todas las entidades que se han comprometido con el objetivo de emisiones netas cero a adoptar las nuevas recomendaciones de la ONU «y poder demostrar así la integridad y la seriedad de sus promesas».