Actualizado el viernes, 5 abril, 2024
En 2022 producir energía es un 40% más caro que el año pasado en la Unión Europea, según el informe anual de la Agencia Internacional de la Energía (IEA). Las principales razones radican en la invasión de Ucrania y las tensiones del propio sector. Como expone el informe, el precio del gas se disparó como nunca antes, pero también el del carbón. El petróleo, por su parte, superó los 100 dólares por barril, aunque terminó cayendo.
Según resume el documento, «la consecuencia más visible de la crisis fue un auge en los precios de la energía», y recuerda que «no hay precedente» para los que marcó el gas natural este año. La subida de los combustibles fue el principal motivo de la escalada paralela de los precios de la electricidad. De hecho, la agencia estima que estuvo detrás «del 90% del crecimiento en el coste medio de la generación eléctrica mundial». El gas natural influyó en un 50%.
El papel del gas natural
El gas natural es, por lo general, la fuente marginal de generación eléctrica. En resumen, esto significa que el papel del Gas Natural es el de marcar el precio al que se vende el megavatio hora en el mercado mayorista. Esto se debe a que su coste de producción es mayor que el del resto de fuentes que entran en el mix.
Así, al depender de esta materia prima para la generación, «el gas termina fijando el precio de la luz, aunque sea de forma indirecta», como explica El Mundo. A esto se le sumaron otras tendencias que no ayudaron, como el alto precio de otros combustibles fósiles, una menor producción nuclear y un año seco, con poca potencia hidroeléctrica.
«Los precios eléctricos mayoristas se triplicaron en la Unión Europea en la primera mitad de 2022, muy por encima del incremento del 40% en los costes subyacente medio de la generación«, explica la IEA. Esto, recuerda la agencia, ha hecho que la propia Unión Europea se plantee si debería modificar el mercado y desligar el precio de la luz y el gas.
En este sentido, también se notaron las consecuencias de la invasión de Ucrania. La principal fue el aumento de las importaciones netas de gas natural licuado, que llega en buque metanero. En concreto, en los primeros ocho meses de 2022 crecieron un 66% respecto al mismo periodo del año anterior. La asociación considera que la crisis energética actual es «significativamente más amplia y compleja» que cualquiera de las anteriores y advierte del peligro que supone para los países más pobres.
Las energías renovables como solución
La otra cara de la moneda es la energía renovable. En concreto, la solar y la eólica. La IEA considera que, para conseguir los objetivos climáticos, deberán cambiarse tendencias de consumo para adaptarse a estas dos fuentes intermitentes. Así, la agencia postula a las energías renovables como solución.
«Estas energías habrían ayudado a moderar el impacto de la crisis y representan la mejor forma de salir de ella», afirma El Mundo. Además, ayudan a mitigar las facturas, aunque creen que las inversiones en las fuentes renovables deberán multiplicarse por tres y pasar de 1,3 billones de dólares actuales a 4 billones en 2030. Hasta ese momento, los sistemas energéticos deberán ser más flexibles mediante gas y carbón que, poco a poco, irán disminuyendo «y eventualmente desaparecerán».